Siendo sincero, no sé si la idea de lo que voy a contaros la reproduzco de algún sitio que no recuerdo, la he incorporado a mi forma de trabajar por mis experiencias o la he inventado, pero lo cierto es que es una buena manera de trabajar con equipos deportivos, ya que te da un mayor control sobre lo que quieres hacer, lo que estás haciendo y lo que has hecho, o sea, podemos evaluar todo el proceso.

Como entrenadores no debemos limitarnos en valorar exclusivamente la ejecución que los jugadores realizan en la competición, ya que estaremos perdiendo oportunidades de mejorar el proceso y de tener una ventaja competitiva sobre los rivales. Es por ello que existe la posibilidad de jugar estos tres partidos:

 El partido imaginado – Visualización.

El primer partido que se juega es el partido imaginado o deseado. Este partido empieza cuando como entrenador comienzas a pensar en qué te gustaría desarrollar con tu equipo para el próximo partido, obviamente teniendo en cuenta múltiples factores como:

  • Jugadores disponibles: teniendo en cuenta lesiones, sanciones y jugadores que son seleccionados por equipos de superior categoría.
  • Nivel de rendimiento colectivo: está relacionado con cómo se comporta el equipo en relación al modelo de juego, los principios fundamentales de éste y las ideas del entrenador.
  • Nivel de rendimiento individual: estado general del jugador teniendo en cuenta todas las parcelas: física, mental y técnico-táctica.
  • Partidos anteriores: en función de lo que se ha hecho mal en las anteriores jornadas para mejorarlo y de lo que se ha hecho bien para potenciarlo.
  • Partidos Futuros: siempre habrá que tener en cuenta los siguientes partidos para seleccionar a los jugadores adecuados para esa jornada, no hay que olvidar que un equipo es un proyecto común de diferentes miembros, por lo tanto todos deben ser partícipes del reto.
  • Nivel de competencia: hace referencia a cómo es capaz el equipo de actuar ante la presión de la competición y del resultado, si sabe lo que tiene que hacer cuando lo tiene que hacer, y qué jugadores son los competentes para desarrollar las tareas que se encomienden en función de sus capacidades.
  • Aspectos relativos al rival: las condiciones que impone el rival por su juego o jugadores y que modifican la estrategia operativa del equipo.

Una vez que todos estos aspectos son analizados y se seleccionan las acciones que se incorporarán a nuestros entrenamientos, empezamos a imaginar cómo será el partido que nos encontremos, qué problemas podremos encontrar y cómo los solucionaríamos, en qué detalles tengo que estar atento para que no me causen sorpresa o para que el partido transcurra por el camino deseado. Cómo será la charla previa al partido y en qué aspectos incidiré. Cuál sería mi alineación inicial y cuáles serían los posibles cambios previstos. Qué modificaciones realizaría en caso de ir ganando, perdiendo, empatando. Cómo jugaría en caso de quedarme en inferioridad numérica o si tuviera superioridad.

La noche antes del partido es el momento ideal para jugar ese partido que llevamos imaginando durante toda la semana y ver cómo se engranan todos los mecanismos que hemos diseñado y trabajado. Desde una perspectiva neurológica, visualizar una acción es lo mismo que realizarla, y en el caso de los entrenadores, visualizar el desarrollo del partido imaginado con una actitud positiva, te hará percibir las situaciones con mayor rapidez, así como estar predispuesto a encontrar soluciones eficientes a los problemas, ya que los habrás vivido de forma simulada.

 El partido vivido – Ejecución.

Llegados al punto de la competición, hay que tener la seguridad, confianza y tranquilidad para ir dando los pasos según se programaron mentalmente. El momento de llegar al campo de juego es ideal para repasar los detalles y verificar que los jugadores llegan con la adecuada activación. Durante la charla previa al partido, que ya habíamos reproducido mentalmente (y de la que podemos tener notas para no olvidarnos de nada), tendremos que recordarle a los jugadores cuáles fueron los puntos importantes sobre los que se trabajó durante la semana y sobre los que tendremos que incidir en el partido, intentando darles la confianza suficiente que les permita salir concentrados y focalizando la importancia de saber qué hacer en cada momento.

Durante el partido, los hechos se irán sucediendo y tendremos que evaluar si el mismo está transcurriendo por los cauces programados o si, por el contrario, existe algún tipo de desfase. No obstante, habrá que tener la autonomía necesaria para reconducir aquellos aspectos que no sigan el guión programado, ya que la visualización es una ayuda, no una respuesta. No por el mero hecho de visualizar lo que quiero que ocurra va a ocurrir, pero en gran medida y cuando se adquiere un nivel experto, las tendencias suelen acercarse mucho a lo programado.

Ante cualquiera de las circunstancias previstas previamente siempre sabremos cómo actuar, no nos pillará por sorpresa, y sabremos que es la mejor decisión porque la hemos reflexionado, no es una idea improvisada que suele valorarse mucho y que suele denominarse “leer el partido”. No estoy en contra de ello, pero me parece que es necesario leer el partido cuando hay que tomar decisiones diferentes a lo que ya habías preparado, porque estar improvisando constantemente, en el mayor número de las ocasiones, será un fracaso.

El partido vivido, mientras se desarrolla, suele ser un cúmulo de situaciones imprevistas. Muchas veces, tanto a los jugadores como a los entrenadores, nos pasa que una vez que termina el partido no somos capaces de saber qué ha pasado. Tenemos algunas nociones, nuestras ideas, pero es totalmente subjetivo ya que la complejidad que tiene nuestro deporte hace que sea imposible poder analizar cada detalle. Si lo hemos visualizado previamente y hemos tomado decisiones programadas, habremos realizado un gran progreso hacia el control de lo que sucede, pero la complejidad de las interacciones de los deportistas es tan amplia, que necesitaremos algo más. Y aunque estamos hablando en este momento de dirección de equipos, no cabe duda que el proceso no puede ni debe quedarse ahí. Necesitamos jugar otro partido.

 El partido real – Análisis.

Hoy día parece que este partido también empieza a jugarse en la mayor parte de las casas de los entrenadores y es el mismo partido vivido pero desde una perspectiva objetiva. Es el momento en el que podemos desgranar lo sucedido a través del análisis. Ya son muchos los entrenadores que gracias a las nuevas tecnologías graban sus partidos y analizan el juego para extraer información sobre el desarrollo de los principios tácticos, la eficacia de las acciones a balón parado, las fortalezas y debilidades del juego, etc., y si no lo hacen los entrenadores, lo harán los Analistas (o Scouters), que es la nueva figura que ha nacido en nuestro deporte y que veo interesante en función del nivel y/o las necesidades del equipo.

La información extraída servirá como pitido inicial del nuevo partido imaginado, el de la siguiente jornada, en el que de nuevo valoraremos los aspectos comentados anteriormente para empezar de nuevo el ciclo.

Los tres partidos del entrenador (imagen 1)

  Imagen 1. Ciclo de los tres partidos.

En definitiva, tener presente estos tres partidos dotará a los entrenadores de recursos para interpretar lo que está sucediendo en su proceso de enseñanza y tomar las medidas oportunas para que siga alineado con los objetivos propuestos. Además, el entrenador favorecerá la imagen que sus jugadores tienen de él, mejorando su relación, afianzando su compromiso y dotándolo de un mayor liderazgo.

Es un proceso flexible, ya que cada uno lo adaptará a su contexto específico, dándole su particular visión, por lo que es totalmente adaptable a cualquier equipo de cualquier categoría, destinando más o menos recursos en función de las capacidades, maduración y evolución de sus jugadores.

Los tres partidos del entrenador (imagen 2)

 Imagen 2. Proceso de cada partido.

 

Víctor José Borrego Jiménez.
Licenciado Ciencias Actividad Física y Deporte. Universidad de Sevilla.
Diplomado Especialista Educación Física. Universidad de Huelva.
Entrenador Nacional de Fútbol. Federación Andaluza de Fútbol.
Profesor de Técnica. Escuela de Entrenadores. FAF – CEDIFA.
Entrenador de La Academia. Málaga CF SAD.